Estos objetos fueron descritos en su mayoría como enormes triángulos con tres luces en cada vértice inferior y al centro una luz roja parpadeante y en su parte delantera tenían unos potentes focos de luz blanca. Sus velocidades cambiaban repentinamente desde 50 km por hora a 1300 km por hora en sólo 6 segundos, sin escucharse además el característico sonido sónico que se produce al romper la barrera del sonido, es decir aumentaban de nueve de 9 G (una fuerza G es igual al peso de una persona acorde a la fuerza de gravedad soportable por un piloto) a una velocidad sobre las 40 G, esto es algo impensable para nuestra tecnología actual.
La SOBEPS, sociedad belga para estudios espaciales dirigida por Michael Bugard, su secretario Lucien Cletebaut, junto a los físicos universitarios Augusto Messi y León Brenig encabezaron la propuesta de exigir la colaboración de la fuerza aérea con el fin de desentrañar definitivamente el enigma de estos objetos. El encargado de enlazar con este equipo de la SOBEPS fue el mayor René Lambrechts quién informaría directamente al general del aire Wilfried de Brouwer.
Repentinamente los ovnis hicieron lo acostumbrado ya en este tipo de avistamientos, acelerando en cuestión de segundos y en absoluto silencio a velocidades por sobre las del sonido y se situaron a unos 3000 km de altura sin poder ser alcanzados por los aviones. Esta mágica tecnología dejó evidencia de la existencia de aeronaves no convencionales terrestres presentes en los cielos de Bélgica.
Objetos que se desplazaron a su entero antojo por campos, carreteras y ciudades sin aparente intención de ocultarse, motivando notables declaraciones oficiales, como la del propio rey Balduino de Bélgica, quien sostuvo antes de fallecer, que dichos objetos demostraban claramente no pertenecer a la tecnología terrestre.
Objetos que se desplazaron a su entero antojo por campos, carreteras y ciudades sin aparente intención de ocultarse, motivando notables declaraciones oficiales, como la del propio rey Balduino de Bélgica, quien sostuvo antes de fallecer, que dichos objetos demostraban claramente no pertenecer a la tecnología terrestre.
También se agregó a ello, la declaración del General del aire Wilfred de Brower quien sostuvo; "Nosotros trabajamos permanentemente con la Otan y estamos seguros que estos objetos no son aviones f-117 A Stealht, puesto que sus desplazamientos y aceleraciones registrados por radar así lo demuestran. Más aún, no descartamos la hipótesis extraterrestre".
CRÓNICA. Alfredo Nilo B.
Domingo 28 Julio 1988 Diario La Prensa de Curicó.
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